Faltan 144



El día está lindo…no que yo pueda disfrutarlo mucho con este dolor de cabeza que me sube por la nuca hasta el centro de la mollera. Debe ser el efecto secundario de alguna de las medicinas que me tengo que tomar para controlar esto y lo otro. Tengo una cantidad de descontroles que no los brinca un chivo. El cholesterol en casa de las quimbambas, triglicéridos de cuatro cifras, plaquitas en las arterias, desbalances hormonales, en fin…la proximidad de la media rueda. A mi que no me vengan con cuento. Cuando uno pisa la línea divisoria entre los 49 y los 50, algo pasa, algo se derrumba en el cuerpo mortal que alberga el alma. Algunos están o aparentan estar en calma ante la catástrofe que se avecina. Pero no yo. Yo necesito un guía espiritual que me ayude a canalizar el trauma.
Un día menos…una arruga más. Auxilio!

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