Faltan 124 días. Las canas me han aumentado considerablemente en estos últimos 10. Pero no por la angustia de lo poco que falta sino porque mi hija aprobó el examen de la licencia de manejar.
El día que yo lo aprobé fue uno de los mas felices de mi vida. Habia estado manejando con la restringida porque no me quedaba mas remedio pero con lo ratona que soy yo con la policía, la verdad es que me había resultado bastante angustioso manejar asi, infringiendo la ley.
Obtener la licencia de conducir en esta pais es como un pasaporte mas a la libertad. Ahora puedes moverte sola y legalmente. No tienes que esperar por nadie. Puedes agarrar tu transportation y deslizarte por el pavimento, desafiando el tránsito asesino con toda libertad. Yo por lo menos lo disfruté tanto. Por eso comprendo a mi hija y se los deseos que tiene de agarrar un carrito y demostrar sus habilidades en el timón, las mismas con las que me saca el hígado cada vez que la dejo manejar. Y no porque no lo haga bien, sino porque yo soy una histérica,
En fin. Unos días despues de haber sacado su licencia no pude seguir resistiéndome a sus ruegos de que la dejara manejar sola. Le presté el carro una tarde entera. La fui a buscar a la escuela y de ahi ella manejó de vuelta hasta mi trabajo, me dejó y se fue. Yo se la encomende a Dios y todos lo santos y me abstuve de llamarla nada mas que porque no quería que le fuera a sonar el teléfono mientras manejaba.
Ella pasó toda la tarde disfrutando su experiencia y luego me fue a buscar a mi. Yo estaba tan orgullosa y aliviada de que lo hubiera hecho tan bien que le tiré una fotico y le hice una postalita. Y aquí la comparto.
Ellos crecen y nosotros …bueno…nosotros nos acercamos a la media rueda.
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